Organizaciones del territorio están adquiriendo las capacidades y herramientas para visibilizar sus aportes a la conservación de los bosques y la biodiversidad.

Organizaciones del territorio están adquiriendo las capacidades y herramientas para visibilizar sus aportes a la conservación de los bosques y la biodiversidad.

En Caquetá, campesinos ubicados en zonas estratégicas para la conservación de los bosques y la biodiversidad desarrollan competencias para dar a conocer negocios bajos en carbono

Para Johan Daniel Puentes, involucrarse en las actividades de siembra y recolección de cacao que ejercen sus padres en el predio El Mirador de la vereda Nuevo Edén (municipio de Puerto Rico, Caquetá), es una forma de asegurarse el futuro: por un lado le brinda el conocimiento necesario para generar ingresos económicos, y por otro, le permite contribuir a luchar contra la deforestación y el cambio climático, mediante la implementación de prácticas de producción del cacao, que promueven la conservación ambiental

 
 
A pesar de que la siembra del árbol que produce este fruto amazónico se lleva a cabo en sistemas agroforestales que han facilitado la creación de corredores biológicos naturales donde prospera la fauna silvestre, el Comité de Cacaoteros y Reforestadores de Puerto Rico, (COCAREP), al cual Johan pertenece, tiene un desafío importante: comercializar el grano, destacando sus atributos de conservación ambiental.  
 
 
Por eso Johan Daniel, junto con otros 30 representantes de cinco organizaciones, se ha embarcado en un proceso de capacitación en negocios para la conservación.  “Están aquí capacitándose en temas de marketing, branding verde, en relación a cómo pueden ellos generar recursos económicos, sin necesidad de deforestar y cuidar el medio ambiente, como las aguas y la biodiversidad”, explicó Manuel Quigua, líder de proyectos de Amazonía Emprende. 
 
 
Esta formación que el programa Amazonia Mía de USAID brindó a COCAREP, la Asociación de Colonos del Pato (AMCOP), el Comité de Cacaoteros de Florencia (COMCAFLOR), la Asociación de Productores Ecológicos de Florencia (ECOFRUT) y Cosechas de Mi Finca, es parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer las capacidades de las organizaciones para promover sus productos con enfoque de conservación y prácticas sostenibles.
A pesar de que la siembra del árbol que produce este fruto amazónico se lleva a cabo en sistemas agroforestales que han facilitado la creación de corredores biológicos naturales donde prospera la fauna silvestre, el Comité de Cacaoteros y Reforestadores de Puerto Rico, (COCAREP), al cual Johan pertenece, tiene un desafío importante: comercializar el grano, destacando sus atributos de conservación ambiental.  
 
A pesar de que la siembra del árbol que produce este fruto amazónico se lleva a cabo en sistemas agroforestales que han facilitado la creación de corredores biológicos naturales donde prospera la fauna silvestre, el Comité de Cacaoteros y Reforestadores de Puerto Rico, (COCAREP), al cual Johan pertenece, tiene un desafío importante: comercializar el grano, destacando sus atributos de conservación ambiental.
Por eso Johan Daniel, junto con otros 30 representantes de cinco organizaciones, se ha embarcado en un proceso de capacitación en negocios para la conservación.  “Están aquí capacitándose en temas de marketing, branding verde, en relación a cómo pueden ellos generar recursos económicos, sin necesidad de deforestar y cuidar el medio ambiente, como las aguas y la biodiversidad”, explicó Manuel Quigua, líder de proyectos de Amazonía Emprende. 
 
Esta formación que el programa Amazonia Mía de USAID brindó a COCAREP, la Asociación de Colonos del Pato (AMCOP), el Comité de Cacaoteros de Florencia (COMCAFLOR), la Asociación de Productores Ecológicos de Florencia (ECOFRUT) y Cosechas de Mi Finca, es parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer las capacidades de las organizaciones para promover sus productos con enfoque de conservación y prácticas sostenibles.
 
 
“Nosotros nos hemos fortalecido en emprender para vender y asociarnos con empresas grandes, del país para tener una buena comunicación, y una buena renta del producto que nosotros producimos”, expresó John Jair Torres, cultivador de frijol de la zona de Balsillas, en San Vicente del Caguán. 
 
 
Las organizaciones fueron fortalecidas en áreas claves como: modelos de negocios orientados a la conservación y biodiversidad, desarrollo de cadenas de valor sostenibles, marketing verde y gobernanza asociativa. 
 
 
Johan Daniel Puentes de COCAREP, compartió su entusiasmo por el aprendizaje adquirido: “He estado aquí con ganas de aprender mucho más del conocimiento, y a mí en sí me gustaría llevarle a cabo más la enseñanza, la experiencia y lo que he estado experimentando en esta escuela”. 
 
 
Los líderes capacitados, se encargarán de transmitir lo aprendido sus comunidades, empoderando a los socios y miembros de los comités y organizaciones para producir con una huella de carbono reducida y añadir valor agregado a sus productos destacando su contribución a la conservación y al cuidado del medio ambiente.