Moriche: más que una palma, una fuente de vida para la comunidad de Humberto Rodríguez en vichada

10.12.2023 18:11

En el rincón más verde del departamento del Vichada, en el idílico municipio de Cumaribo, se teje una historia de conservación y renacimiento. Entre los resguardos indígenas sikuani y piapoco, surge con fuerza el proyecto Kaliawiri REDD+, una iniciativa ambiental que se adelanta en asocio con BIOFIX BIC.

Este proyecto, cuyo nombre fue dado por sus proponentes: las comunidades indígenas, se ha proyectado como un eco ancestral, simbolizando el árbol de la vida y se ha consolidado como una iniciativa de protección de 358.065 hectáreas de bosque, que busca el bienestar de más de 1.000 personas en siete resguardos indígenas.

En este escenario, se encuentra Humberto Rodríguez, capitán de la comunidad Altamira Resguardo Indígena Saracure Río Cada, quien vive junto a su familia en el resguardo Saracure Cada. Una comunidad que cuenta con 46 habitantes (8 familias de aproximadamente 4 o 5 integrantes) y quienes, desde hace dos años, inspirados por la visión de Kaliawiri REDD+, se embarcaron en una travesía verde sembrando más de 45 hectáreas de palma de moriche, superando la meta inicial al reforestar más de 100 hectáreas.

La unión hace la fuerza

Desde el primer brote de esperanza, la comunidad trazó un camino hacia la armonía con la naturaleza. Los siete cabildos gobernadores se unieron en este proyecto que abarca desde la protección y restauración de los ecosistemas locales hasta un aprovechamiento forestal alimentario y de tradición para la comunidad indígena.


Según cuenta don Humberto, desde entonces, y con la aprobación y puesta en marcha del proyecto, se han cumplido todos los requisitos, destacando su papel ancestral como cuidadores del territorio y de la madre tierra.

Para esta comunidad, la protección del ecosistema de moriche es de suma importancia, ya que estas palmas son importantes reservorios de agua, que, en la época de sequía, controlan las crecientes y los drenajes, regulan el clima local, previenen la erosión y la sedimentación, así como proveen alimento para especies de mamíferos como la danta, el picure y el cerdo de monte, quien son a su vez, dispersores de estas semillas, ayudando a propagar la especie.

Beneficios socioambientales

En su relato, don Humberto resaltó que, en muchas ocasiones cuando se acercan a estas áreas llenas de moriche, se encuentran con peces que les sirven para el consumo de sus pobladores, así mismo aprovechan todos los elementos que ofrece esta planta, como la pepa (fruto) que les sirve como método de alimentación, ya que cuenta con vitaminas y la preparan para dárselas a los niños para que crezcan sanos y fuertes. En cuanto a las hojas de esta gran palma, ellos las cortan y las utilizan para techar sus malocas.

Es así como riéndose y con sus ojos iluminados, don Humberto narró todos los beneficios socioambientales que obtienen al proteger un ecosistema tan importante para los llanos orientales y que gracias a su vinculación a este proyecto han podido desarrollar fácilmente. “Estas son varias de las razones, por la cual le hemos apostado nuestra confianza a este proyecto”, manifestó don Humberto.

La narrativa se expande con la explicación de don Humberto sobre la iniciativa de reforestación de moriches. Desde la selección cuidadosa de plántulas hasta la plantación en zonas estratégicas, cada paso es una danza con la naturaleza. La comunidad, comprometida desde la infancia, se levanta como guardianes del renacimiento verde, cultivando no solo palmas sino también el amor por la madre tierra.

Durante el proceso de reforestación de los moriches, don Humberto explicó que, primero ellos seleccionaron una zona en donde siembran unas pequeñas plántulas de esta especie, las cuales las dejan crecer, aproximadamente, unos 25 a 30 cm y cuando ya llegan a esta altura, proceden a sembrarlas en las zonas destinadas estratégicamente para crecer y alimentar los humedales que se encuentran relativamente cerca de su población.

Resultados con compromiso y esfuerzo

Para concluir nuestro diálogo, Rodríguez relató cómo toda su comunidad se ha entregado al proceso de reforestación de la palma de moriche. Destacó que, desde los ocho años, los niños reciben enseñanzas sobre las diversas actividades vinculadas a este proceso, fomentando un apoyo familiar conjunto y cultivando en los más jóvenes un amor temprano por la madre tierra, enfocado en la protección de los animales y las plantas que los rodean.

No podíamos dar por terminada la conversación sin preguntar sobre su experiencia con el equipo de trabajo. En respuesta, él expresó: “Los jóvenes de BIOFIX que nos han acompañado en este proceso han sido importantes; han actuado como nuestros guías proporcionándonos valiosas capacitaciones técnicas. Nos orientan en la siembra y cuidado de los árboles, y, además, nos han brindado beneficios adicionales para la comunidad, como programas educativos y servicios de salud”.